8/3/08

Fornicio, efectos beneficiosos

Uno de los músculos más desconocidos de nuestro cuerpo es el pubo-coccigeo (en adelante PC, para ir al grano), uno de los principales del suelo de la pelvis. Se encuentra en el interior del cuerpo y va desde el hueso púbico hasta la rabadilla. Ejercitarlo convenientemente tiene efectos muy beneficiosos para nuestra sexualidad. Como suele suceder con estas cuestiones referentes al fornicio, su utilidad se descubrió de una manera bastante casual.

El ginecólogo alemán Arnold Kegel ideó en la década de los 50 del siglo pasado una serie de ejercicios con la finalidad de crear un método para controlar la incontinencia urinaria que sufrían muchas mujeres después del parto. De manera colateral y consecuentemente, el fortalecimiento del músculo PC lleva asociados otros beneficios de índole sexual, para hombres y mujeres. En el caso de ellas, el hecho de reforzar las paredes vaginales permite pequeños, pero efectistas, trucos durante el coito, que suelen ser muy valorados o celebrados por la pareja, como es el hecho de "atrapar" el pene en el interior de la vagina. Dicha operación de aprisionamiento puntual también puede realizarse durante el coito anal, generando comentarios elogiosos del tipo "¿pero qué tienes ahí dentro?"

En el caso de los hombres, los ejercicios de Kegel se consideran una de las formas más efectivas de solucionar algunos problemas de eyaculación precoz, ya que entrenando el músculo PC podemos reconocer la llegada del punto de "no-retorno" y de esta manera conseguir controlar la eyaculación. Como resultado final, y para los amantes del circo, las eyaculaciones suelen ser más explosivas e intensas.

¿Cómo se realizan estos ejercicios de Kegel? Pues de una manera sencilla y, sobre todo, discreta. En primer lugar, hay que localizar el dichoso músculo PC. Se le puede identificar fácilmente cuando hacemos fuerza para detener el flujo de la orina. Una vez situados geográficamente, y sin necesidad de miccionar, se recomienda realizar 30 contracciones (de cinco segundos cada una), tres veces al día durante unas tres semanas.

Lo bueno de esta gimnasia pélvica es que no hace falta vestirse con un maillot de colores fosforito ni apuntarse a ningún gimnasio. Se puede realizar de pie, en el metro o el autobús, o sentado, en el trabajo o en un atasco circulatorio. Nadie se va a enterar, por muy expresivo que se sea cuando se hace algún esfuerzo.

http://www.elmundo.es/elmundo/2008/02/14/camaredonda/1203018648.html

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